¿Bida o Vida?

¿Qué sería de la Bida si no tuviéramos el valor de intentar algo nuevo?

(Vincent Van Gogh)

¿Habéis leído la frase? Seguro que sí, y tod@s habéis podido encontrar el error, verdad? De lo que no os habréis dado cuenta seguramente es de las 13 palabras que están bien escritas frente a la única que no lo está.

Esto que acaba de pasar aquí, en este simple ejemplo, es algo que estamos tan acostumbrados a hacer en nuestra vida que no nos damos ni cuenta. Nos fijamos o buscamos el error antes de valorar o darnos cuenta del acierto.

Estamos educados y vivimos en la cultura del acierto y del error, y en la que se da más importancia al error que al acierto, donde el error tiene mucho más peso que el acierto. Si llego a escribir esta frase en clase de literatura o lengua, estoy seguro que no me hubiesen valorado las 13 palabras que he escrito bien, sino que me habrían remarcado la única que no lo está.

Paremos un momento y veamos… ¿Os sucede algo parecido en vuestro día a día? ¿Veis antes los errores que los aciertos? ¿Valoráis y os valoran antes los errores que los aciertos? Pensad en vuestras parejas, hij@s, jefes, empleados, amigos, familias, etc…

Estoy convencido que es algo tan habitual y rutinario que pasa desapercibido y me gustaría invitaros a probar que sucede cuando en vez de fijarnos solo en los fallos, abrimos la mente y el corazón y damos cabida a los aciertos.

Os quiero invitar a desconectar el piloto automático que todos llevamos y cuando alguien de vuestro entorno os remarque el error que habéis cometido, le mostréis todas las demás cosas en que no se ha fijado. Porque seguramente no se ha dado cuenta, porque nadie le ha dicho que hay otra forma de mirar. Y cuando seáis vosotr@s los que valoréis, parad, abrid vuestra mira y valorad lo que no es tan obvio, pero no por ello deja de ser importante, y son todos los aciertos que hay detrás de cualquier hecho o decisión.

Ya lo decía Thomas Alva Edison cuando inventó la bombilla. Hasta que dio con ella necesitó de muchos “errores”, pero él lo decía de otra manera y era: «No fueron mil intentos fallidos, fue un invento de mil pasos». Fijaros el poder que tiene mirar de una manera u otra. Pues ahora imaginad el impacto que puede tener para vuestra vida y para la de los demás mostrarle los aciertos antes que los errores.